El mijo perenne o Panicum coloratum, como especie megatérmica, posee un ciclo fotosintético distinto al de las plantas típicas de la región pampeana, por lo cual crece cómodamente en ambientes semiáridos con suelos pobres, siendo un excelente recurso forrajero en extensas amplias zonas de nuestro país con esas características ecológicas.
“El mijo se utiliza en planteos ganaderos de zonas marginales con limitaciones de clima y suelo, siendo muy similar al pasto llorón con el mismo ciclo de producción, ambas son especies estivales que se complementan. El llorón comienza su producción de forraje un mes antes, siempre hablando del sudeste pampeano, al sur de la provincia de La Pampa y oeste de Buenos Aires, región en la que trabajo", señaló Susana Paredes, Ing. en Producción Agropecuaria, de la Agencia de Extensión Rural INTA Guatraché, La Pampa.
En la zona de referencia, el llorón comienza a producir a fines de septiembre, y el mijo perenne a fines de octubre y ambos llegan produciendo forraje hasta las primeras heladas, fin de abril y mayo. Luego durante el invierno quedan latentes, se van a helar, pero la mata queda viva para retornar en producción en la primavera.
Ambientes semiáridos
Sobre las limitaciones de esa zona, indicó que son suelos franco-arenosos, muy limosos, que se compactan mucho, con poca profundidad, con tosca a 0,50 o 0,60 m promedio. En realidad, son muy heterogéneos, por ejemplo, en los bajos ofrecen una profundidad de 0,8 m a 1 m, y en las lomas solo 0,4 m.
La tosca impide el paso de las raíces, con lo cual cultivos como alfalfa o girasol están imposibilitados de desarrollarse en forma. También es cierto que de vez en cuando se presenta porosa y permite el paso de las raíces, y acumula humedad, es decir, se comporta como una napa desde donde las raíces extraen humedad, y en esa situación los cultivos se dan de mejor manera.
“Aún con estas condiciones de ambiente, las pasturas de mijo pueden durar 15 años, siempre que se haga una buena implantación y manejo adecuado. Para ello es conveniente comenzar la tarea un año antes, y una vez implantada se recomienda esperar también un año antes de comerla para lograr una buena pastura.”
En cuanto a lote, señala que cuanto mejor sea éste mejor será la pastura lograda. La fecha para la siembra es octubre o noviembre y también en mitad de febrero cando son siembras de otoño, siempre evitando que los brotes tiernos se encuentren con las heladas tempranas. “Entonces, si voy a sembrar en primavera es bueno comenzar a preparar el lote en la primavera anterior”.
Como cultivo antecesor, la recomendación es sembrar en febrero o marzo un verdeo de invierno que puede ser un centeno, una avena o una cebada, que lo queman químicamente dejando una cobertura sobre la que se siembra el mijo perenne. "Así el suelo tiene humedad protegido de los vientos de primavera, que suelen ser importantes. Si se da una lluvia fuerte luego de la siembra, la cobertura evitará el planchado”, sostuvo.
Si se pastoree ese verdeo, siempre habrá que dejar biomasa para cobertura, y además, en caso de lluvia, sacar la hacienda para que no se compacte. Si previo a la siembra del verdeo el suelo esta compactado, es recomendable pasar un cincel. Esto eleva costos, pero asegura una buena pastura durante años.
“Lo ideal es sembrar mijo solo, sin cultivo acompañante, para evitar competencias por la luz y por el agua. En caso de no tener cobertura y decidir sembrar el mijo con un acompañante para que lo proteja, este debe ser un anual de invierno para que lo acompañe al principio y luego desaparezca”.
La siembra
La siembra es con máquinas de grano fino con cajón alfalfero porque la semilla es como la del pasto llorón, más pequeña que la de la alfalfa, y las densidades de siembra son del orden de 4 a 10 kg/ha. Además, es una semilla cara, con 15% de poder germinativo aceptado oficialmente, y que puede ser mayor, y es ideal que lo sea para tener un nacimiento rápido en la primera tanda.
“Son semillas con dormición, por lo cual el cultivo va naciendo en distintos pulsos, y es clave que la semilla quede ubicada superficialmente, cubierta por una delgada capa de tierra, 1 cm a menos. Por ello a la sembradora se le levantan o quitan las ruedas tapadoras”, contó.
Para el primer año se recomienda no pastorear para dejarla semillar y se haga una buena resiembra. Luego se lo puede pastorear en invierno, diferido con lo cual tiene baja calidad apto para la categoría vacas. Otra opción es desmalezarlo para que rebrote en la próxima primavera y entonces se lo puede pastorear. También, se puede hacer rollos, siempre para consumirlos complementados con algo de proteína, porque el mijo solo es para volumen y fibra.
Productividad
Según la experta, el mijo produce de 3.500 a 4.000 kg/ha en promedio de materia seca, aunque hemos alcanzado los 7.000 kg/ha. "Con 3.500 kg son unas 360 raciones, si consideramos que una vaca consume 10 kg de MS. En los rebrotes de primavera con mayor calidad se pueden dar raciones para un novillo o una recría. Al segundo o tercer año, se le puede intersembrar una leguminosa, como vicia, o tréboles que aporta fertilidad a la pastura, y equilibra la dieta del animal que comerá una leguminosa con una gramínea".
Con información de Clarín de Argentina
10/01/2025