La nanocelulosa se ha desarrollado como un agente de refuerzo y barrera en los materiales compuestos para envases de papel. Ofrece un gran potencial para integrarse con sensores y también se puede utilizar como agente antimicrobiano en el envasado de alimentos.
Su versatilidad se basa en su naturaleza renovable, biocompatible y biodegradable. No solo representa un avance tecnológico, sino también un paso hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
La nanocelulosa es una sustancia obtenida a partir de la descomposición de la celulosa en nanoestructuras, es un recurso que va camino a constituirse en “clave” para la producción sustentable de bienes y servicios.
Materiales que provienen de la naturaleza
De acuerdo con una investigación del Instituto de Tecnología en Polímeros y Nanotecnología (ITPN), un instituto dependiente de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET, crearon una empresa de base tecnológica que fabrica nanocelulosa de origen bacteriano.
La celulosa forma parte de las plantas y de algunas algas, y hongos, y también es sintetizada por algunas bacterias específicas. A nivel comercial se utiliza principalmente la de origen vegetal, por ejemplo, para fabricar papel de todo tipo, aunque también se usa para cartón, o en fibras textiles, celuloide, y seda artificial.
El equipo de investigadores de la UBA buscó una alternativa que, no sólo es más resistente y económica. Sino que se obtiene en un proceso mediado por bacterias que es extremadamente menos contaminante.
Para ello, en vez trabajar con la típica fibra de celulosa vegetal con diámetros que pueden medirse en micrómetros (la millonésima parte de un metro), lo hacen con la celulosa bacteriana cuyas fibrillas tienen anchos nanométricos. Es decir, en el orden de la mil millonésima parte de un metro.
Nanocelulosa, una alternativa al packaging sostenible
La nanocelulosa es una alternativa biodegradable a los plásticos desechables ya que ofrece una opción sostenible a los materiales de embalaje convencionales. Su biodegradabilidad y resistencia hacen que sea ideal para reemplazar plásticos en envases, contribuyendo así a reducir la contaminación ambiental y aportando a la economía circular.
Además, permite mejorar la resistencia y la rigidez del embalaje, sin agregar peso a éste, facilitando así el transporte de productos. También, mejora la sostenibilidad en la cadena de suministro ya que la producción de estos embalajes requiere menor cantidad de recursos y energía, en comparación con los materiales tradicionales.
Sus propiedades de permeabilidad al oxígeno y al agua, ofrecen beneficios para el resguardo de alimentos y productos sensibles, prolongando su vida útil al protegerlos de factores ambientales adversos.
Las nanocelulosas pueden mejorar las propiedades mecánicas de diversos productos. Se los puede hacer más resistentes y con mejores prestaciones. También aporta propiedades que no suele tener el papel, por ejemplo, como el de ser una barrera para el agua o el oxígeno.
Esto la convierte en una alternativa ecológica para contribuir a desarrollar materiales biodegradables que puedan competir en algunas aplicaciones de los plásticos, indica la investigación de la UBA.
Finalmente, las posibles aplicaciones de la nanocelulosa bacteriana son incontables, ya que es de alta pureza, resiste altas temperaturas y tiene excelentes propiedades mecánicas y tiene poder espesante.
Fuente: The Food Tech Media.
28-05-2024.